quinta-feira, 2 de junho de 2011

Cátalogo de síndromes extraños.

Son totalmente verídicos, pero narrados con humor (alguns soanme de estudalos na carreira).
Parecerían inventados por Woody Allen se non foran porque non están moi ben escritos. Pero merece a pena lelos, son para partirse. Copio e pego:


Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas

¿Suena divertido, no? ¿De qué se trata? Bueno, no es tan divertido en realidad: como cuando Alicia come la galleta y crece repentinamente, quienes sufren del síndrome de Alice in Wonderland (AIWS) perciben las cosas mucho más pequeñas de lo que realmente son, como si fueran miniaturas. Un vaso les puede parecer del tamaño de un dedal. Esta condición particular se llama Micropsia (o Alucinación Lilliputense), pero también pueden sufrir de lo opuesto -Macropsia-, y ver todo comosi fuera gigantesco, como cuando Alicia bebe de la extraña botella y empequeñece.

La distorsión no sólo afecta a los objetos, si no a la percepción del propio cuerpo. La persona puede ver que sus manos y cabeza crecen o se achican como si estuviera sufriendo una metamorfosis. Y el síndrome no estaría completo sin la distorsión del tiempo: el paciente ve las cosas moviéndose más rápido o más lento que lo normal.

Ambas distorsiones, Micropsia y Macropsia, no ocurren en la vista, sino en el cerebro, y de esta manera también suelen afectar al resto de los sentidos, aunque no está muy claro cuáles son sus orígenes, y generalmente aparecen asociados a diferentes afecciones (migrañas,virus, epilepsia, alcohol o drogas psicoactivas). En cualquier caso, no parece ser una enfermedad muy grave y el tratamiento es similar al de la migraña



Muerte de risa

¿Alguien recuerda el caso de la película Mary Poppins, donde un tipo ríe hasta salir volando y morir? Bueno, esto no tiene nada que ver, es muy serio. Las personas con la enfermedad de la "muerte de risa" o Kuru se caracterizan por tener repentinos ataques de risa descontrolada, se tropiezan, se vuelven bizcos, dicen cosas sin sentido y finalmente se mueren. Bueno, puede ser un poco gracioso para quien lo ve desde afuera.

Esta enfermedad parece exclusiva de una tribu de Papúa Nueva Guinea. La dramática muerte de risa se incubaba en el tejido cerebral de los afectados, en el que se encontró extraños agujeros producidos por una especie de proteína llamada Prión, también responsable de otras enfermedades extrañas, como el Insomnio familiar fatal, que prácticamente mata de sueño, y el famoso Síndrome de las vacas locas, entre otras. No existen vacunas contra los priones porque no están vivos, no son virus si no simples moléculas que se meten en el organismo como balas microscópicas.

Estos priones estaban matando de risa a toda la tribu de Nueva Guinea, hasta que, en 1976, el médico Carleton Gajdusek le sugirió que abandonaran la sana costumbre de comerse a sus familiares difuntos para incrementar la propia sabiduría... Al principio se le rieron en la cara, pero luego acataron la idea; la enfermedad cesó de inmediato y Gajdusek recibió un premio Nobel de medicina.



Síndrome del Acento Extranjero

Las personas que sufren de este síndrome, de repente comienzan a hablar con un acento de otro país, o al menos eso le parece al que oye, porque en realidad el acento no corresponde a ningún lugar y es una simple distorsión del ritmo y las melodías de la pronunciación. Por ejemplo, uno de los primeros casos documentados fue el de una mujer noruega que en plena segunda Guerra Mundial comenzó a hablar con acento alemán. Sin duda la pesadilla de cualquier espía. Esta pobre mujer fue inmediatamente desterrada de su país (podría haber sido peor).

No se sabe bien qué lo origina, aunque se cree que el cerebelo está involucrado. Muchos de los afectados desarrollan distintos acentos luego de algún tipo de ataque cerebral, como en el caso de LindaWalker, quien luego de un infarto empezó a hablar con acentos jamaicano, canadiense, italiano y eslovaco, según decían sus interlocutores.

A diferencia de quienes se empeñan en hablar en lenguas extrañas por MSN (hoygan, me incluyo), las personas con el Síndrome del Acento Extranjero se dan cuenta de sus incoherencias y pueden intentar imitar el acento de los demás y así pasar más o menos desapercibidos, aunque no les resulta nada fácil. Mmmm... ahora que lo pienso, todos tenemos acento extranjero.



Fibrodisplasia Osificante Progresiva

Estas tres palabras significan que el paciente se transforma lentamente en puro hueso, básicamente. Como por obra de Medusa, los tendones del cuerpo comienzan a endurecerse hasta quedar completamente rígidos; lomismo ocurre con los músculos y otros tejidos, hasta que la persona queda paralizada y apenas puede respirar. Lo peor es que el proceso de osificación suele durar décadas y no hay nada que hacer al respecto. El cuerpo del paciente se vuelve su propio ataúd, que además es muy doloroso: las costillas y las vértebras de la columna se sueldan entre sí y el esqueleto comienza a extenderse con ramificaciones como si fuera un arrecife de coral.

Lo curioso es que el proceso por el cual se multiplica el hueso extra es el mismo que utiliza el organismo para reparar un hueso normal cuando se lastima; es como si creyera que todo el cuerpo está fracturado, e intenta arreglarlo.

La FOP afecta a unas 2.500 personas en el mundo, y no existe aún tratamiento para esta extraña enfermedad. Sin embargo, uno de los casos más notables es el de Harry Raymon Eastlack Jr, quien sólo podía moverlos labios y antes de morir donó su esqueleto a la ciencia para que investigara la enfermedad, y se han hecho varios avances identificando al gen responsable de esta mutación.


Pica

La Pica es, según el Manual diagnóstico y estadístico de lostrastornos mentales (DSM), un trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria, o sea que es el Síndrome de Rafa Gorgory. Afectando mayormente a niños, este extraño malfuncionamiento de la mente incita a las personas a comer pintura, tiza, cenizas de cigarrillo, pegamento y papel, entre otras sabrosas cosas.

Esta conducta es normal hasta el año de vida, pero luego se torna problemática. Incluso pueden echarte del restaurante si te atrapan lamiendo el cenicero. Pero debe haber alguna buena causa para la Pica, y aparentemente estaría relacionada con la necesidad del organismo de ingerir ciertos minerales que están faltando en su dieta. Esta y otras teorías no están comprobadas y la causa sigue siendo misteriosa, pero se sabe que en África, por ejemplo, la tierra se vende como producto comestible ya que tiene varios efectos saludables: desintoxica, es digestiva y es un buen suplemento nutritivo, especialmente en casos donde la gente no tiene otra cosa para comer.

Es decir que en ciertos casos esta horrenda anomalía podría llamarse simplemente Hambre, pero también se da en gran cantidad de mujeres embarazadas, apareciendo con la fuerza de un antojo normal. Suele durar meses e incluso más allá del parto. Dos casos para resaltar: el caso de un hombre de 62 años que llegó al hospital con dolor de estómago y que se descubrió que la causa eran 650 dólares en monedas, que eran sólo el cambio de lo que había tragado durante diez años; y el caso no menos espectacular, en el año 1642, de la mujer que vomitaba ranas, presuntamente por haberlas ingerido antes...

Por supuesto, tenía una buena razón para haberlo hecho: en esa época no había televisión, y la gente se divertía muchísimo viendo salir porquerías de la boca de una persona.


Síndrome de Capgras

Este mal ocasiona que la persona esté firmemente convencida de que uno de sus familiares está siendo reemplazado por alguien físicamente idéntico (aunque reconoce perfectamente al resto de las personas). Recientemente la película The brøken (bastante interesante) utilizó esta enfermedad en su argumento.

El nombre viene de su descubridor, el psicoanalista Joseph Capgras, quien notificó el primer caso conocido: el de una anciana que de pronto creyó que un impostor había suplantado a su marido... Primero se negó a dormir con él, y al día siguiente fue a denunciar la conspiración a la policía, donde fue atendida por el Jefe Górgory de turno, quien la derivó al mencionado psicólogo.

Este síndrome es muy raro, generalmente asociado a personas esquizofrénicas o con lesiones cerebrales, y no se ha esclarecido aún su causa, pero su estudio sirvió al menos para comprender algo de la mente: un experimento demostró que a pesar de que la persona cree no conocer al supuesto impostor, sí lo reconoce a nivel subconsciente, conoce la cara pero no le despierta los sentimientos habituales por ella, lo cual sugiere que hay dos mecanismos paralelos involucrados en la percepción de familiaridad: el reconocimiento visual, consciente, que funciona bien en estas personas, y otro reconocimiento más abstracto que evoca el pasado asociado a ese rostro y que a estos pacientes les dice que "algo anda mal", a pesar de que no pueden identificar qué es.


Síndrome de Fregoli

Parecido al anterior, pero al revés: la persona afectada cree que diferentes personas son en realidad una sola que va cambiando de aspecto y actuando distintos roles, todo para engañarla con algún fin misterioso.

En ciertos casos, el síndrome de Fregoli puede estar condimentado con una buena dosis de imaginación, como en el de una una mujer de 27 años que creía estar siendo perseguida por dos actores que conocía de una obra de teatro y que robaban repentinamente y con gran habilidad la apariencia de sus amigos y familiares.

El nombre de la enfermedad conmemora las hazañas del actor Leopoldo Fregoli, quien tenía una admirable capacidad para hacer veloces cambios de vestuario en vivo. También podría llamársele "el síndrome de Sarah Connor y el T-800" (aunque no pienso explicar por qué).

Una variante de este síndrome -paramnesia reduplicativa- enfoca el delirio sobre sitios en lugar de personas, haciéndole creer al afectado que una casa o una ciudad entera ha sido completamente recreada en otro sitio alejado, y que él, obviamente, se encuentra dicho duplicado. Lo más parecido que puedo imaginar es la sensación de deja-vu, aunque obviamente esto debe ser un poquito más espeluznante. Podría llamársele también "el síndrome de Jim Carrey", en honor a The Truman show...



Síndrome de Diógenes

Diógenes, como todo el mundo sabe, fue un filósofo griego que vivía en un barril, pero, a diferencia del Chavo del 8, no decía el mismo chiste más de 50 veces. Este asceta dedicó su vida a pregonar el desprendimiento de todo deseo -incluidas las tortas de jamón- para así vivir sin necesidades. Claro, nunca se dio cuenta de que él mismo tenía la más grande necesidad de vivir en la miseria.

Como sea, en honor a Diógenes se bautizó con el mismo nombre a una afección mental generalmente vista en personas mayores, las cuales se aislan del mundo, descuidan toda higiene y cuidado personal y frecuentemente terminan cayendo en la indigencia a propósito o por desgana.

Lo más extraño es que estas personas no suelen ser pobres pero creen que lo son; incluso llegan a ahorrar grandes cantidades de dinero, al cual creen siempre escaso, y juntan basura, a la que consideran de utilidad, sin llegar a saber nunca el verdadero valor de cada cosa -si es que alguien lo sabe-.

Este síndrome no suele perjudicar a nadie más que al afectado, excepto cuando deviene en una variante conocida como Síndrome de Noé, cuando la persona colecciona animales y los mantiene en pésimas condiciones de abandono que generalmente los conducen a la muerte.

Diógenes al menos pensaba. Sostenía que la pobreza era la más elevada virtud -y quizá tenía razón, ya que es el estado natural del Hombre y de toda criatura viviente-, pero vale remarcar que la pobreza puede conducir a la libertad pero también a la esclavitud, a la humildad pero también al hambre y a la soledad pero también a la discriminación... ya que mientras unas suelen reconfortar, las otras matan.


Síndrome de Estocolmo

Este es un clásico del cine: se da cuando una persona es secuestrada y se pone voluntariamente del lado del secuestrador. El nombre proviene de cierto asalto a un banco de Stockholm, Suecia, en el que los rehenes convivieron con los secuestradores durante seis días... Al salir, no sólo se negaron a testificar contra ellos si no que uno de los rehenes se casó con una de las secuestradoras (tras que ésta terminara su condena).

Tal vez estas personas proyecten en sus captores una salida emocional a la usualmente monótona vida diaria, como suele tenerla todo el mundo. O quizá simplemente tengan ellas también un alma malechora, comolo ilustraría el caso extremo de Patty Hearst, hija de un multimillonario, quien luego de ser raptada se unió a la banda de secuestradores.

En este caso, sería más preciso llamarlo "síndrome del príncipe y el mendigo", si es que mi teoría tiene algún sentido (al menos suena más poético, si hasta me dan ganas de ser secuestrado por una banda de ladronas ninfómanas armadas con látigos... de hecho, en este momento escribo desde una jaula... ayuda), o quizá no se trate de ninguna enfermedad y simplemente aún queda gente que sabe comprender y perdonar.

Este síndrome suele darse también en situaciones mucho más normales y cotidianas, al punto en que cada persona termina queriendo a la otra, mientras una sale a trabajar y la otra cocina, lava y plancha, a veces durante décadas. Para pensarlo...

Lo opuesto a esto es el Síndrome de Lima, cuyo nombre proviene de un famoso un episodio en Lima, Perú, donde los secuestradores fueron liberando uno a uno a sus 800 víctimas, hasta que se quedaron prácticamente solos y fueron asesinados.


Síndrome de París

Seguimos con las capitales, esta vez la de Francia, aunque el nombre es un poco confuso ya que la enfermedad es exclusiva de los turistas japoneses... Parece que cuando un nipón recorre medio mundo para ver el famoso pene metálico de Eiffel, es muy propenso a tener una repentina paranoia que termina en depresión y le obliga a volver a su país o incluso a suicidarse.

El síndrome de París es una especie de shock producido por el encuentro de dos culturas muy diferentes, aunque se ignoran los detalles que lo disparan. Probablemente, los japoneses idealicen tanto a la ciudad francesa -a la cual sólo conocen por películas- que esperan ver en sus calles a Amélie correteando de un lado al otro, y luego la realidad les cae encima con la poca gracia que tiene una metrópoli occidental: tráfico desquiciado y gente gritando en cada esquina.

Este mal es tan común que la embajada japonesa tiene una oficina abierta las 24 para atender a sus víctimas. Y, a pesar de que logren regresar rápidamente al lado respetuoso del mundo, la tristeza a la que se someten en París les crea un trauma muy difícil de superar.

Algo parecido puede pasarle a inmigrantes de cualquier nacionalidad, que tras haberse establecido en un país ajeno comienzan a sufrir un intenso estrés. Este es el Síndrome de Ulises, y, a diferencia del de París, suele tardar años o décadas en aparecer.

La buena noticia es que si algún día filman una película titulada "Un japonés en parís", no va a ser demasiado larga.


Síndrome de Stendhal

Otra enfermedad psicosomática, esta vez en honor al célebre escritor parisino Stendhal, quien, cansado de caminar esquivando japoneses desmayados, decidió tomarse unas vacaciones en Italia... y allí describió los efectos de su experiencia: sensación de ahogo, taquicardia, mareos, confusión, desmayos y alucinaciones... pero no en cualquier circunstancia, si no exclusivamente al observar una obra de arte.

Hoy, el síndrome de Stendhal es muy común, sobre todo en aquellos sitios que visitó el escritor -Florencia y Nápoles-, cunas del arte renacentista. Al parecer, la enfermedad es desencadenada sólo por la exposición prolongada a una gran belleza (por eso no pongo más fotos de mí).

Sobredosis de belleza... ¿Quién hubiese pensado que la belleza podía enfermar? Tal vez uno se sienta insignificante ante ella, o el mundo circundante le parezca luego opaco e irreal, como puede pasar tras el efecto de algunas drogas. Nadie dijo que fuera fácil soportar el impacto de la expresión milenaria de tantas almas inmortales.

Algo más raro: sólo los italianos y los japoneses son inmunes a esta enfermedad. Que los nativos lo sean, no es sorprendente, porque-imagino- que serán un poco a prueba de arte, gracias a la desensibilización que produce la cotidianidad, pero, ¿y los japoneses, tan sensibles a la tierra de Stendhal pero resistentes a Italia? ¿Será porque no miran con los ojos, si no con la cámara de fotos?




Síndrome de Cotard

A mi parecer, el más extraño de los delirios: la persona cree que se murió o que sencillamente nunca existió. Lo peor es que, al estar muerto o no existir, obviamente, cree que los coches pueden atravesarlo sin dejar moretones o que puede meterse al baño de damas sin ser visto-o al menos esto último me pasaría a mí (pero para desvelar lo que hacen las mujeres cuando van juntas; no sean mal pensados)-.

El neurólogo Jules Cotard es responsable de descubrirlo, aunque lo llamó en un principio "delirio de negación", porque los pacientes comenzaban negando la existencia de determinados conceptos, objetos y partes de sus cuerpos, hasta llegar a negar la propia existencia o la realidad completa.

Según cuentan en Antroposmoderno, una paciente hizo declaraciones tales como mis piernas y mis manos se volvieron de vidrio, no soy ni hombre, ni mujer, sólo queda la boca que habla, soy incapaz de pensar, soy eterna, en tanto que muerta viva, etc.

A mí me parece que es como un caso de hipocondría extrema: uno cree que tiene la peor de las enfermedades incurables, la propia muerte. Debe ser la experiencia más extraña que alguien pueda vivir.

Una visión leve de estos síntomas puede verse (con algo de imaginación) en la película Synecdoche (excelente), donde el protagonista, entre otras cosas indescripibles, ve cómo su cuerpo y su vida van perdiendo realidad y desapareciendo rápidamente.


Síndrome de la mano ajena

Quien padece este síndrome (también conocido como "de la mano anárquica", pierde la conciencia sobre una o ambas de sus manos y, a pesar de que puede sentir con ellas, cree que no le pertenecen. Estas manos intrusas suelen realizar acciones por cuenta propia tales como desabotonar la ropa de su huésped (o, mejor aún, a comprobar la autenticidad de los pechos ajenos), como si se tratase de un miembro con doble personalidad (¿quién no tiene al menos uno?).

Obviamente, es lo opuesto al síndrome del miembro fantasma, cuyos afectados sienten que aún tienen control sobre una mano o pierna que se les amputó. Me desvío momentáneamente para contar que hace poco comencé a usar lentes mientras estoy frente al monitor, y creo que sufro del síndrome del lente fantasma cuando me los saco al acostarme. Sé que a Ingrid también le pasa, pero no encontré otras referencias... ¿A alguien más le ocurre esto? Sigo con la mano ajena...

Con frecuencia el afectado llega a creer que su mano está poseída por un espíritu maligno, por lo que los efectos van mucho más allá que los de un simple tic nervioso y ocasionan un gran desequilibrio mental. La película Al diablo con el diablo contiene una escena que ilustra estos síntomas y su supuesta conexión con Satanás. Yo propongo otro argumento para una película (o una pesadilla, según elija el lector) basada en este síndrome: que la mano rebelde pertenezca en realidad a un gemelo siamés poco desarrollado que intenta independizarse cada vez que encuentra un cuchillo...

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