sexta-feira, 29 de outubro de 2010

Un Papa más català que galego

Noticia de El Mundo. Que cada um tire as suas conclussons.

No hay color. El catalán gana por goleada al gallego en las celebraciones litúrgicas del papa Ratzinger en su próxima visita a Santiago de Compostela y a Barcelona, los días 6 y 7 de noviembre.

Resto da noticia, El Mundo.

quarta-feira, 27 de outubro de 2010

A revista retranca "secuestrada" pola imprenta


NOTA DE PRENSA :
A revista Retranca, especial visita do Papa, secuestrada pola imprenta

O número da revista Retranca que estaba a piques de saír, que tiña como tema central a próxima visita do Papa a Galicia, acaba de ser secuestrado pola imprenta. Os propietarios da empresa Imprenta Jiménez Godoy, radicada en Murcia, néganse a entregar os exemplares da revista para a súa distribución, aducindo o seu desacordo moral co contido da mesma.

Nunha conversa telefónica mantida con Kiko da Silva, director de Retranca, o dono de Imprenta Jiménez Godoy explicou que a revista, aínda que xa estaba impresa e lista para o envío á distribuidora, non se ía entregar porque a empresa que dirixe estaba en total desacordo “co ataque ao Papa e á Igrexa”. É a primeira vez que unha imprenta, cun traballo xa impreso e cun contrato de por medio, decide unilateralmente non entregar a publicación alegando a súa disconformidade cos contidos da mesma. Retranca deixa claro que foi a imprenta a que acudiu á nosa empresa para ofrecerse a imprimir a nosa publicación, sabendo de sobra que se trata dunha revista satírico-política.

Desde Retranca queremos tranquilizar aos nosos lectores anunciando que o número secuestrado estase a imprimir xa noutra imprenta e que chegará aos quioscos en breve.

Tamén queremos facer público que estamos tratando cos nosos avogados para tomar medidas contra os danos e prexuízos causados polo incumprimento de contrato da Imprenta Jiménez Godoy.

Retranca é unha revista galega de humor satírico que leva nos quioscos desde o ano 2007 e que o vindeiro sábado día 30 de outubro celebrará o seu terceiro aniversario cun acto no Café Moderno de Pontevedra ás 20.00 horas. Retranca, a primeira revista galega de humor que consegue sobrevivir sen subvencións, recibiu na súa curta existencia o Premio do Público do Salò do Cómic de Barcelona e acaba de recibir o Premio Ourense á Mellor Iniciativa de Banda Deseñada.

O número era un especial sobre a visita do Papa a Galicia, e conta como autores invitados a colaboradores de la revista EL JUEVES (Jordi March, Guillermo, Manuel Bartual , Fer e Bernardo Vergara) ademais dos colaboradores habituais da revista.

http://revistaretranca.blogspot.com/2010/10/revista-retranca-secuestrada-pola.html

segunda-feira, 25 de outubro de 2010

Sanchez Dragó se folló en Tokio a dos crías de 13 años

EN su último libro Fernando Sánchez-Dragó le cuenta a Albert Boadella que se folló en Tokio a dos crías de 13 años, una detrás de otra, y que lo volvieron loco. El delito ha prescrito, comenta muy cachondo, y añade que en verdad le violaron ellas. Sólo le falta pagar una ronda de anís a la cuadrilla e imitar a Torrente: es que las visten como putas. Recuerdo ciertas palabras de Umbral, que hablaba de calzarse a ninfas como de comer sugus. Todo está inventado.

Es la tendencia moderna. La izquierda se ha vuelto beatorra, casi inquisidora, y la derecha por provocar se ha echado al monte. Unos se escandalizan porque a un político se le escapa un "coño" en el mitin -¡sexista, machista!-; y otros, como Salvador Sostres, alaban la recia virilidad de nuestros bisabuelos, pues además de mujer tenían querida y encima se iban de fulanas. Qué machotes, aplaude el columnista de El Mundo. De modo que cuando el presidente endiosado afirma que prohibir el tabaco es de izquierdas, el presidente Dios responde que si le apetece conducir tras beberse una copa qué pasa, ¡hombre!, qué pasa. Ya lo dijo el profesor Neira al ser pillado en el control de alcoholemia: ¡vaya mierda de vida si uno no puede fumarse un puro, echarse un trago y pegarse un revolcón!

Los papeles están cambiados. La izquierda se encierra en el convento y en sus complejos. Empezó liando porros y acaba cerrando el estanco. Y la derecha abandona la sacristía y se las da de destroyer libertaria. Lástima que por ver quién la tiene más grande le ocurre a veces como al broncas del pueblo, que de tanto hacer trompos un día atropella a un vecino. O sea, delinque.

Y no pasa nada. Frèdèric Mitterrand confesó que se acostaba con chaperos en Tailandia, y se encendió en Francia un debate acerca del turismo sexual. Aquí nos limitamos a reír las gracias. Con niñas de 13 años, el Dragó. ¿Tiene usted hijas, hermanas, sobrinas de esa edad? Qué casta, el tío, ¿eh? Y qué silencio en los medios.

http://www.noticiasdenavarra.com/2010/10/23/opinion/columnistas/mar-de-fondo/a-cazar-lolitas

quinta-feira, 21 de outubro de 2010

Eu quero un destes e que non morda :)

Que tal van Trufa e Coco?


Pobre minino, que cara de susto, que non fai falla bañalos home...
Eu estou pensando en adoptar un gato do refuxio maña, estou un pouco nerviosa a ver que tal se leva coa miña outra mascota: Paula :P

Ryanair suprimirá las conexiones internacionales de Santiago

Já começo a perder a conta das cousas que o Sr. Feijóo está a desfazer (que nom fazer)...


>> Dejará de operar desde el próximo 11 de enero y se suprimen las rutas a Roma, Frankfurt y Londres desde Lavacolla

>> La empresa culpa a la Xunta por "no colaborar en la promoción de Galicia" y asegura que se perderán 150.000 pasajeros y 150 puestos de trabajo

Ryanair dejará de operar desde el próximo 11 de enero las tres conexiones que unen Santiago de Compostela con Roma, Frankfurt y Londres, y que suponen las únicas conexiones internacionales que la aerolínea opera desde el aeropuerto de Lavacolla. Así lo ha anunciado este jueves en Santiago el director de marketing y ventas para España, Portugal, Malta y Marruecos de Ryanair, Luis Fernández-Mellado, que ha señalado que estas cancelaciones supondrán una pérdida de 150.000 pasajeros internacionales al año para Lavacolla y 150 puestos de trabajo.

Fernández-Mellado ha atribuido este cierre de líneas a la "negativa" por parte de la Xunta de Galicia a "colaborar en acciones de promoción de Galicia en Alemania, Italia y Reino Unido" con Ryanair. "Realizamos una labor promocional --de Galicia-- en la que no nos sentimos apoyados", ha explicado el director de marketing, quien ha resaltado que es necesario "hacer un trabajo fuerte para dar a conocer Galicia en Europa" y no están "dispuestos" ha hacerlo "solos".

Según ha explicado el director de desarrollo de Nuevas Rutas de Ryanair, Ken O'Toole, el tráfico de la aerolínea en Santiago creció un 80 por ciento a lo largo de 2009, cuando generó un tráfico de 520.000 pasajeros. "Estamos muy descontentos con la decisión de la Xunta de no colaborar en la promoción internacional de Galicia como destino turístico", ha sentenciado.

COMUNICACIÓN A LOS PASAJEROS

Ryanair informará ahora de manera directa a cada uno de los pasajeros afectados por la cancelación de estas rutas --que tenían un billete adquirido para estos destinos a partir del 11 de enero-- mediante un correo electrónico de la nueva situación del aeropuerto de Lavacolla. En él, la aerolínea ofrecerá a sus clientes la posibilidad de elegir entre el reembolso de sus billetes o la "opción de volar desde aeropuertos alternativos" como el de Oporto o el de Madrid.

"Oporto, por su situación, puede ser una buena alternativa para los pasajeros gallegos", ha indicado Fernández-Mellado que, sin embargo, ha alertado de la "dificultad" de que los pasajeros europeos lleguen a Galicia sin estas conexiones. Por otra parte, Fernández-Mellado ha anunciado que esta supresión supone también la retirada por parte de Ryanair de la oferta que había realizado a la Xunta para abrir una nueva base de operaciones desde Lavacolla, lo que habría supuesto un incremento de 500.000 pasajeros para el aeropuerto y la creación de 500 puestos de trabajo.

"El potencial de crecimiento perdido en Galicia será transferido a otras comunidades españolas que estén dispuestas a promocionarse y posicionarse internacionalmente", ha señalado el director de marketing, al tiempo que ha lamentado que esta oferta no haya "tenido respuesta" por parte de la Xunta. Ryanair opera en Santiago de Compostela desde el año 2005, cuando se instauró la línea con Londres --la más antigua de las que ahora se suprimen--. La aerolínea, que prevé alcanzar en 2010 un volumen de 600.000 pasajeros transportados, mantendrá sus siete conexiones con otros destinos dentro de España.

http://www.xornal.com/artigo/2010/10/21/galicia/ryanair-suprime-todas-conexiones-internacionales-santiago/2010102111320100691.html

http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/ryanair-suprimira-conexiones-santiago-roma-frankfurt-londres/idEdicion-2010-10-21/idNoticia-602617/

quarta-feira, 20 de outubro de 2010

Carta aberta a Núñez Feixoo.

Por Pilar Garcia Negro em Xornal.com


Escrébolle esta carta, señor Núñez Feixoo, para que teña a ben trasladarlla ao presidente daXunta de Galiza, que sei que o coñece e a quen pode informalo dos extremos principais desta misiva, que serán do seu interese, estou certa. Non fai falta que me agradeza a aclaración que vou facer agora verbo da escrita de dous nomes proprios que acabo de utilizar. Un é o seu segundo apelido, ben galego, como sabe, e que transcrebo da forma correcta para poder ser lido adecuada e non deformadamente: cúmprense así as regras da ortografía e mais da ortofonía. A respeito do segundo, que é o nome da nación onde vostede e mais eu nacemos –e que ambos servimos de maneira notoriamente diferente–, direille que incorre nunha grave ignorancia se pensa e di publicamente que o nome de Galiza encerra algún pecado inconfesábel.

Comezo por lle recordar que está recoñecida legalmente como forma lexítima no acordo ortográfico vixente. Seica debe de ter leituras básicas –de historia, de literatura…– moi distantes xa das súas ocupacións habituais, para caír en semellante dislate. De certo que haberá moito tempo que non ten idem para ler un ilustre antepasado, de apelido homónimo ao seu (¿e será vostede descendente do ilustre bieito?), que é o Padre Feixoo. Así se pronunciaba o sabio benedictino no Discurso XIV do seu Teatro Crítico Universal (1726): “(…) en honor a nuestra patria, diremos que si el idioma de Galicia y Portugal no se formó promiscuamente a un tiempo en los dos reinos, sino que del uno pasó al otro, se debe discutir que de Galicia se pasó a Portugal, no de Portugal a Galicia. La razón es porque durante la unión de los dos reinos en el gobierno suevo, Galicia era la nación dominante por tener en ella su asiento y corte aquellos reyes”.

Con “patria” e “nación”, o P. Feixoo reférese a Galiza, que escrebe “Galicia” mesmamente por facelo en español, non por descoñecer o nome orixinal. Pois ben, case trescentos anos despois, deprime comprobar que un outro Feixoo, facendo alarde dunha ignorancia indisculpábel, negue rotundamente o carácter de nación á Galiza, queira penalizar este nome, e avale e promova medidas directas de destrución do idioma en virtude do cal, o presidente da Xunta existe como tal.

Verbo do nome da cidade da Coruña, permita que lle diga, señor Núñez Feixoo –sempre para que llo transmita ao presidente da Xunta de Galiza–, que o xogo que traen o portavoz do seu partido na Coruña, o alcalde desta cidade, un conselleiro de Educación a quen (a “cidadanía” manda!) me vou permitir chamar señor Velázquez e vostede mesmo dá noxo. Auténtico noxo: ¿quen lles deu permiso para manipularen, cousificaren, prostituíren, a lingua galega, con moitos máis anos de existencia que todos vostedes e que, despois do traballo, da loita e, mesmo, do sangue vertido (si, do sangue vertido) por galegos e galegas amantes e defensores do seu país, viu recoñecido o mínimo dereito a que os seus topónimos tivesen como oficial a súa forma xenuína, auténtica, após anos e anos de deformación contumaz?

¿Quen son vostedes, fachendosos petulantes colonizados profundos, para alterar caprichosamente os nomes que nos legaron todas as xeracións de quen provimos? ¿Canto máis incenso van queimar no altar da españolización forzosa? ¿Canta máis despersonalización e auto-odio van tentar re-inocular nas veas de tanto galego exangüe? ¿De qué autoridade inexistente se sente investido para proclamar alegremente que se pode derrogar ou modificar a Lei de Normalización Lingüística, mesmamente no seu único artigo prescritivo? ¿Qué absurda e deprimente retesía traen entre vostedes (PP, PSOE municipal da Coruña, Xunta…) para ver quen apura máis a españolizar e a incumprir a lei? En España, tutti quanti pelexan por ver quen é máis e mellor español. Aquí, vostedes, por ver quen é menos e pior galego.

Élles aplicábel a todos vostedes, de verdade, a paráfrase daquela humorada de Woody Allen: Galiza me persegue, mais eu corro máis e nunca me alcanza…

Señor Núñez Feixoo: se vostede fose só o funcionario que é de profisión, formaría filas no continxente do que eu denomino ignorantes vocacionais, iso si, moi cuidadosos sempre de garantiren ao máximo a españolidade sagrada da Galiza, pasando por riba de todo o pasábel: das evidencias máis flagrantes, dos nomes que temos, dos lugares onde nacemos (¿quererá vostede tamén transformar en “Los Pilares” os seus Peares de nacemento?), da lexislación e da xurisprudencia estabelecidas ad nauseam.

Dáse a circunstancia, porén, de que un seu homónimo, que seica coñece ben, ostenta a Presidencia da Xunta de Galiza, co cal todo o descrito neste artigo agrávase exponencialmente e dá un contraexemplo deplorábel verbo do que debe ser un gobernante cun mínimo de pundonor e respeito ao cargo que ocupa e a que e a quen llo xustifican. Rectificar é de sabios. Anímese.

sexta-feira, 15 de outubro de 2010

Baía non é unha ría



“Alíñanse os planetas. Tápanse as fontes de luz. Calquera cousa... avísame”. Foi anos atrás, era en Compostela. Quen comigo falaba era un curioso (#particular) coñecido meu, músico de mérito e crente en astroloxía. Os días ían a menos (era o outono), e era época de cambio para moitos de nós, para noitos de mós. Empírico como me gustaría ser, non souben nin qué dicirlle, pero agradecín o xesto. Ás veces, non sei se porque Acuario ou Peixes ou qué sei eu están na casa de non sei quén, parece que chegan cambios entre a xente, entre os amigos. Dá vontade de desexarlles os mellores ventos para novas singraduras, para novos portos. E vai e aparece o vídeo dos rapaces de Friol, en Facebook, por todas partes, aínda para máis. Títulos de libros que non lin: “Eu tamén fun coas vacas”, de Alfonso Eiré. E os setenta e os oitenta (non credes, zonavelheiros, que esa distinción de décadas non deixa de ser unha grande pendekhada? Algún de vós se sentiu máis tecnolóxico despois do ano dousmil?) e habíaos que mirabamos o mundo a través da televisión. Mentres Galiza entraba na CCEEUU e o leite ía deixar de ser o que era para tantos e dos que vivían en Compostela escoitabamos palabras de orgullo, aparecía o break-dance na Primeira, os vídeos musicais... Un meu amigo, aos catro anos, cantaba a música de cando Fraga desembarcara na Rexión “votar votar votar / Alianza Populaar” a canda o outro retrouso, menos melódico talvez: “O-tan non / Ba-ses Fóra!”. Desde o ano en que Kubrick imaxinaba o futuro (ouh, o milenarismo!) miramos agora para atrás, e por veces os recordos tínguense dunha como pátina de tenrura. Así, para compensar, hoxe non vou facer unha actividade de aula coma naqueles outros tempos en que me convertera no abandeirado d’O Concursazo. Today, my dear friends, I would like to make an oral english exercise! Máis non vos riades, que o conto é serio. A historia é que naufragando en internet dei cunha canción e un vídeo que me soou coñecido por demais. Do 82. Póndelle que chegara a Galiza no 84-85... et voilá! Con certeza que xa o levaba por dentro, que -coma nos mundos de Platón- coñecer foi só lembrar. A canción chámase “Down Under”, do grupo australiano Men At Work.


http://www.youtube.com/watch?v=MeG-hNXXy6I



“Aló Embaixo” vs. “Aquí ao Fondo”


On this way... umm, you will apologize me for my terrible english. On this way deste xeito, o conto the thing é que these boys estes gharotos chantáronse nas listas de éxitos gringas e máis británicas cunha canción en que lles levantaron a paletilla aos aussies do seu tempo. Aínda hoxe, moitos consideran “Down under” (“Aló embaixo”, un modismo utilizado en inglés para referirse ás terras de Australia e Nova Celandia) coma o himno oficioso do país, e nas olimpíadas de Sidney foi a canción que clausurou os xogos.


Pero ¿qu’est-ce que se passe con “Aló Embaixo”? e máis: ¿que chingados ten que ver isto co’A Zona Velha?


“Can’t you hear, can’t you hear the thunder?”, repite o estrebelo (the easter-view, el estribillo), “Non escóita-lo trebón?” ou “Non escoitáde-lo trebón?”, e preguntábase a xente do 82 que qué thunder era ese. E ese thunder era, segundo dicían eles en entrevista, “os cambios que a sociedade australiana está experimentando, o proceso brutal de americanización do noso país”... To carallo! Que o diga un australiano! Pero iso no que respecta ao fondo, mais o que fixo de Down Under un fenómeno tan especial é, segundo servidor, a forma... os australianos recoñécense nunha serie de tópicos e motivos da súa cultura: ser “de aló embaixo”, comer bocadillos de “vegemite” (un tipo de pasta de levadura de cervexa que seica sabe... a Australia pura), beber Foster’s... en certo xeito, algo que agora explota tamén a publicidade de onda nós.


E especialmente, todo isto peneirado por un riff de reggae baseado nunha melodía tradicional en inglés, “Kookaburra sit in the old gum three” (que lles fixo, 30 anos despois, ter que pagarlle royalties aos avogados da mestra de escola que a compuxera) e adobiado cun dos máis gostosos surrealismos que eu xa vin. E qué vén sendo o teu país: un lugar onde as mulleres brillan (glow, aínda que nalgún lugar -o que aínda é mellor- lin que pode traducirse por “súan”) e os homes “fan as de Dios” (plunder, en libre tradución miña de “saquean”)... ou ben un lugar onde a birra corre a dolor (beer does glow) e os homes botan a raba (“chunder”, de “watch-under”, da xiria surfeira, por potear, aghomitar ou chamar por Raúl)...


A historia narra os máis dispares viaxes dun ou varios australianos, que son recoñecidos como tales nunha excursión de hippies (coa cabeza “full of zombie”, pasados de Dona Maria), en Bruxelas (?) e nunha pocilga de Bombay... non vos perdades as ghetas, as danzas coidadosamente coreografadas... "estasme tentando porque veño da Terra da Abundancia?", pero abundancia de qué, papa-vegemite!


Eis as líricas. E claro, as preguntas... Mirarían os Resentidos Men At Work cando fixeron o que facían? E se eles son de Aló Embaixo nós que poderiamos ser, de Aquí Ao Lado, ou de Aló Ao Fondo? De Por Aí, Xalundes?


Comprándolle pan a un rapaz en Bruxelas

que estaba feito un boi e media metro noventa

Díxenlle, “Fála-la miña linghua?”

E foi el e, rindo, púxome un polbo á feira / un bocata de freba

E dixo,


“Veño dunha terra de Aló ao Fondo

onde a birra corre e os homes potean

“Non oes? Non escóita-lo trono?

Mellor fuxe, é ben que te protexas.



Polo demais, pois encetando xa a etapa das conclusións en Terra Brasilis, e sen ser moi consciente do tempo e o espazo.

Cés desculparán a boutade. Se cuiden, zonavelheiros!

quarta-feira, 13 de outubro de 2010

De quando ainda eramos tribo.

E assim, na escola foron-nos alheando de nós, e junto com a Igreja, e com umha elite descabeçada ou medorenta, chagamos ao agora. Tristura! Gram documento de umha época que nom foi tam lonxana como aparenta. Saude irmáns!


Manifesto dos economistas aterrorizados.

A ver quem se atreve com este "tijolo". Muito interessante artigo que dá umhas precisas claves para comprender o que está a passar com a presente crise económica.

Crise e Dívida na Europa:
10 falsas evidências, 22 medidas em debate para sair do impasse.
Introdução
A retoma económica mundial, que foi possível graças a uma injecção colossal de fundos públicos no circuito económico (desde os Estados Unidos à China) é frágil, mas real. Apenas um continente continua em retracção, a Europa. Reencontrar o caminho do crescimento económico deixou de ser a sua prioridade política. A Europa decidiu enveredar por outra via, a da luta contra os défices públicos.
Na União Europeia, estes défices são de facto elevados – 7% em média em 2010 – mas muito inferiores aos 11% dos Estados Unidos. Enquanto alguns estados norte-americanos com um peso económico mais relevante do que a Grécia (como a Califórnia, por exemplo), se encontram numa situação de quase falência, os mercados financeiros decidiram especular com as dívidas soberanas de países europeus, particularmente do Sul. A Europa, de facto, encontra-se aprisionada na sua própria armadilha institucional: os Estados são obrigados a endividar-se nas instituições financeiras privadas que obtêm injecções de liquidez, a baixo custo, do Banco Central Europeu (BCE). Por conseguinte, os mercados têm em seu poder a chave do financiamento dos Estados. Neste contexto, a ausência de solidariedade europeia incentiva a especulação, ao mesmo tempo que as agências de notação apostam na acentuação da desconfiança.
Foi necessário que a agência Moody baixasse a notação da Grécia, a 15 de Junho, para que os dirigentes europeus redescobrissem o termo “irracionalidade”, a que tanto recorreram no início da crise do subprime. Da mesma forma que agora se descobre que a Espanha está muito mais ameaçada pela fragilidade do seu modelo de crescimento e do seu sistema bancário do que pela sua dívida pública.
Para “tranquilizar os mercados” foi improvisado um Fundo de Estabilização do euro e lançados, por toda a Europa, planos drásticos – e em regra cegos – de redução das despesas públicas. As primeiras vítimas são os funcionários públicos, como sucede em França, onde a subida dos descontos para as suas pensões corresponderá a uma redução escondida dos seus salários, encontrando-se o seu número a diminuir um pouco por toda a parte, pondo em causa os serviços públicos. Da Holanda a Portugal, passando pela França com a actual reforma das pensões, as prestações sociais estão em vias de ser severamente amputadas. Nos próximos anos, o desemprego e a precariedade do emprego vão seguramente aumentar. Estas medidas são irresponsáveis de um ponto de vista político e social, mas também num plano estritamente económico.
Esta política, que apenas muito provisoriamente acalmou a especulação, teve já consequências extremamente negativas em muitos países europeus, afectando de modo particular a juventude, o mundo do trabalho e as pessoas em situação de maior fragilidade. A longo prazo, esta política reactivará as tensões na Europa e ameaçará por isso a própria construção europeia, que é muito mais do que um projecto económico. Supõe-se que a economia esteja ao serviço da construção de um continente democrático, pacífico e unido. Mas em vez disso, uma espécie de ditadura dos mercados é hoje imposta por toda a parte, particularmente em Portugal, Espanha e Grécia, três países que eram ditaduras no início da década de setenta, ou seja, há apenas quarenta anos.
Quer se interprete como um desejo de “tranquilizar os mercados”, por parte de governantes assustados, quer se interprete como um pretexto para impor opções ditadas pela ideologia, a submissão a esta ditadura não é aceitável, uma vez que já demonstrou a sua ineficácia económica e o seu potencial destrutivo no plano político e social. Um verdadeiro debate democrático sobre as escolhas de política económica deve pois ser aberto, em França e na Europa. A maior parte dos economistas que intervém no debate público, fazem-no para justificar ou racionalizar a submissão das políticas às exigências dos mercados financeiros. É certo que, um pouco por toda a parte, os poderes públicos tiveram que improvisar planos keynesianos de relançamento da economia e, por vezes, chegaram inclusive a nacionalizar temporariamente os bancos. Mas eles querem fechar, o mais rapidamente possível, este parêntese. A lógica neoliberal é sempre a única que se reconhece como legítima, apesar dos seus evidentes fracassos. Fundada na hipótese da eficiência dos mercados financeiros, preconiza a redução da despesa pública, a privatização dos serviços públicos, a flexibilização do mercado de trabalho, a liberalização do comércio, dos serviços financeiros e dos mercados de capital, por forma a aumentar a concorrência em todos os domínios e em toda a parte…
Enquanto economistas, aterroriza-nos constatar que estas políticas continuam a estar na ordem do dia e que os seus fundamentos teóricos não sejam postos em causa. Mas os factos trataram de questionar os argumentos utilizados desde há trinta anos para orientar as opções das políticas económicas europeias. A crise pôs a nu o carácter dogmático e infundado da maioria das supostas evidências, repetidas até à saciedade por aqueles que decidem e pelos seus conselheiros. Quer se trate da eficiência e da racionalidade dos mercados financeiros, da necessidade de cortar nas despesas para reduzir a dívida pública, quer se trate de reforçar o “pacto de estabilidade”, é imperioso questionar estas falsas evidências e mostrar a pluralidade de opções possíveis em matéria de política económica. Outras escolhas são possíveis e desejáveis, com a condição de libertar, desde já, o garrote imposto pela indústria financeira às políticas públicas.
Procedemos de seguida a uma apresentação crítica de dez postulados que continuam a inspirar, dia após dia, as decisões dos poderes públicos em toda a Europa, apesar dos lancinantes desmentidos que a crise financeira e as suas consequências nos revelam. Trata-se de falsas evidências, que inspiram medidas injustas e ineficazes, perante as quais expomos vinte e duas contrapropostas para debate. Cada uma delas não reúne necessariamente a concordância unânime dos signatários deste manifesto, mas deverão ser levadas a sério, caso se pretenda resgatar a Europa do impasse em que neste momento se encontra.

Falsa evidência n.º 1:
OS MERCADOS FINANCEIROS SÃO EFICIENTES
Existe hoje um facto que se impõe a todos os observadores: o papel primordial que desempenham os mercados financeiros no funcionamento da economia. Trata-se do resultado de uma longa evolução, que começou nos finais da década de setenta. Independentemente da forma como a possamos medir, esta evolução assinala uma clara ruptura, tanto quantitativa como qualitativa, em relação às décadas precedentes. Sob a pressão dos mercados financeiros, a regulação do capitalismo transformou-se profundamente, dando origem a uma forma inédita de capitalismo, que alguns designaram por “capitalismo patrimonial”, por “capitalismo financeiro” ou, ainda, por “capitalismo neoliberal”.
Estas mudanças encontraram na hipótese da eficiência informacional dos mercados financeiros a sua justificação teórica. Com efeito, segundo esta hipótese, torna-se crucial desenvolver os mercados financeiros e fazer com que eles possam funcionar o mais livremente possível, dado constituírem o único mecanismo de afectação eficaz do capital. As políticas obstinadamente levadas a cabo nos últimos trinta anos seguem esta recomendação. Trata-se de construir um mercado financeiro mundialmente integrado, no qual todos os actores (empresas, famílias, Estados, instituições financeiras) possam trocar toda a espécie de títulos (acções, obrigações, dívidas, derivados, divisas), em qualquer prazo (longo, médio e curto). Os mercados financeiros assemelharam-se cada vez mais ao mercado “sem fricção”, de que falam os manuais: o discurso económico convertera-se em realidade. Como os mercados se tornaram cada vez mais “perfeitos”, no sentido da teoria económica dominante, os analistas acreditaram que doravante o sistema financeiro passaria a ser muito mais estável que no passado. A “grande moderação” – o período de crescimento económico sem subida dos salários, que os Estados Unidos conheceram entre 1990 e 2007 – parecia confirmá-lo.
Apesar de tudo o que aconteceu, o G20 persiste ainda hoje na ideia de que os mercados financeiros constituem o melhor mecanismo de afectação do capital. A primazia e integridade dos mercados financeiros continuam por isso a ser os objectivos finais da nova regulação financeira. A crise é interpretada não como o resultado inevitável da lógica dos mercados desregulados, mas sim como um efeito da desonestidade e irresponsabilidade de certos actores financeiros, mal vigiados pelos poderes públicos.
A crise, porém, encarregou-se de demonstrar que os mercados não são eficientes e que não asseguram uma afectação eficaz do capital. As consequências deste facto em matéria de regulação e de política económica são imensas. A teoria da eficiência assenta na ideia de que os investidores procuram (e encontram) a informação mais fiável possível quanto ao valor dos projectos que competem entre si por financiamento. Segundo esta teoria, o preço que se forma num mercado reflecte a avaliação dos investidores e sintetiza o conjunto da informação disponível: constitui, portanto, um bom cálculo do verdadeiro valor dos activos. Ou seja, supõe-se que esse valor resume toda a informação necessária para orientar a actividade económica e, desse modo, a vida social. O capital é, portanto, investido nos projectos mais rentáveis, deixando de lado os projectos menos eficazes. Esta é a ideia central da teoria: a concorrência financeira estabelece preços justos, que constituem sinais fiáveis para os investidores, orientando eficazmente o crescimento económico.
Mas a crise veio justamente confirmar o resultado de diversos trabalhos científicos que puseram esta proposição em causa. A concorrência financeira não estabelece, necessariamente, preços justos. Pior: a concorrência financeira é, frequentemente, destabilizadora e conduz a evoluções de preços excessivas e irracionais, as chamadas bolhas financeiras.
O principal erro da teoria da eficiência dos mercados financeiros consiste em transpor, para os produtos financeiros, a teoria usualmente aplicada aos mercados de bens correntes. Nestes últimos, a concorrência é em parte auto-regulada, em virtude do que se chama a “lei” da oferta e da procura: quando o preço de um bem aumenta, os produtores aumentam a sua oferta e os compradores reduzem a procura; o preço baixa e regressa, portanto, ao seu nível de equilíbrio. Por outras palavras, quando o preço de um bem aumenta, existem forças de retracção que tendem a inverter essa subida. A concorrência produz aquilo a que se chama “feedbacks negativos”, forças de retracção que vão em sentido contrário ao da dinâmica inicial. A ideia da eficiência nasce de uma transposição directa deste mecanismo para o mercado financeiro.
Mas neste último caso a situação é muito diferente. Quando o preço aumenta é frequente constatar não uma descida mas sim um aumento da procura! De facto, a subida de preço significa uma rentabilidade maior para aqueles que possuem o título, em virtude das mais-valias que auferem. A subida de preço atrai portanto novos compradores, o que reforça ainda mais a subida inicial. As promessas de bónus incentivam os que efectuam as transacções a ampliar ainda mais o movimento. Até ao acidente, imprevisível mas inevitável, que provoca a inversão das expectativas e o colapso. Este fenómeno, digno da miopia dos “borregos de Panurge”1, é um processo de “feedbacks positivos” que agrava os desequilíbrios. É a bolha especulativa: uma subida acumulada dos preços que se alimenta a si própria. Deste tipo de processo não resultam preços justos mas sim, pelo contrário, preços inadequados.
O lugar preponderante que os mercados financeiros ocupam não pode, portanto, conduzir a eficácia alguma. Mais do que isso, é uma fonte permanente de instabilidade, como demonstra de forma clara a série ininterrupta de bolhas que temos vindo a conhecer desde há vinte anos: Japão, Sudeste Asiático, Internet, mercados emergentes, sector imobiliário, titularização. A instabilidade financeira traduz-se assim em fortes flutuações das taxas de câmbio e da Bolsa, que manifestamente não têm qualquer relação com os fundamentos da economia. Esta instabilidade, nascida no sector financeiro, propaga-se a toda a economia real através de múltiplos mecanismos.
Para reduzir a ineficiência e instabilidade dos mercados financeiros, avançamos com quatro medidas:
Medida n.º 1: Limitar, de forma muito estrita, os mercados financeiros e as actividades dos actores financeiros, proibindo os bancos de especular por conta própria, evitando assim a propagação das bolhas e dos colapsos;
Medida n.º 2: Reduzir a liquidez e a especulação destabilizadora através do controle dos movimentos de capitais e através de taxas sobre as transacções financeiras;
Medida n.º 3: Limitar as transacções financeiras às necessidades da economia real (por exemplo, CDS unicamente para quem possua títulos segurados, etc.);
Medida n.º 4: Estabelecer tectos para as remunerações dos operadores de transacções financeiras.

Falsa evidência n.º 2:
OS MERCADOS FINANCEIROS FAVORECEM O CRESCIMENTO ECONÓMICO
A integração financeira conduziu o poder da finança ao seu zénite, na medida em que ela unifica e centraliza a propriedade capitalista à escala mundial. Daí em diante, é ela quem determina as normas de rentabilidade exigidas ao conjunto dos capitais. O projecto consistia em substituir o financiamento bancário dos investidores pelo financiamento através dos mercados de capitais. Projecto que fracassou porque hoje, globalmente, são as empresas quem financia os accionistas, em vez de suceder o contrário. Consequentemente, a governação das empresas transformou-se profundamente para atingir as normas de rentabilidade exigidas pelos mercados financeiros. Com o aumento exponencial do valor das acções, impôs-se uma nova concepção da empresa e da sua gestão, pensadas como estando ao serviço exclusivo dos accionistas. E desapareceu assim a ideia de um interesse comum inerente às diferentes partes, vinculadas à empresa. Os dirigentes das empresas cotadas em Bolsa passaram a ter como missão primordial satisfazer o desejo de enriquecimento dos accionistas. Por isso, eles mesmos deixaram de ser assalariados, como denota o galopante aumento das suas remunerações. De acordo com a teoria da “agência”, trata-se de proceder de modo a que os interesses dos dirigentes estejam alinhados com os interesses dos accionistas.
Um ROE (Return on Equity ou rendimento dos capitais próprios) de 15% a 25% passa a constituir a norma que impõe o poder da finança às empresas e aos assalariados e a liquidez é doravante o seu instrumento, permitindo aos capitais não satisfeitos, a qualquer momento, ir procurar rendimentos noutro lugar. Face a este poder, tanto os assalariados como a soberania política ficam, pelo seu fraccionamento, em condição de inferioridade. Esta situação desequilibrada conduz a exigências de lucros irrazoáveis, na medida em que reprimem o crescimento económico e conduzem a um aumento contínuo das desigualdades salariais. Por um lado, as exigências de lucro inibem fortemente o investimento: quanto mais elevada for a rentabilidade exigida, mais difícil se torna encontrar projectos com uma performance suficientemente eficiente para a satisfazer. As taxas de investimento fixam-se assim em níveis historicamente débeis, na Europa e nos Estados Unidos. Por outro lado, estas exigências provocam uma constante pressão para a redução dos salários e do poder de compra, o que não favorece a procura. A desaceleração simultânea do investimento e do consumo conduz a um crescimento débil e a um desemprego endémico. Nos países anglo-saxónicos, esta tendência foi contrariada através do aumento do endividamento das famílias e através das bolhas financeiras, que geram uma riqueza assente num crescimento do consumo sem salários, mas que desemboca no colapso.
Para superar os efeitos negativos dos mercados financeiros sobre a actividade económica, colocamos em debate três medidas:
Medida n.º 5: Reforçar significativamente os contra-poderes nas empresas, de modo a obrigar os dirigentes a ter em conta os interesses do conjunto das partes envolvidas;
Medida n.º 6: Aumentar fortemente os impostos sobre os salários muito elevados, de modo a dissuadir a corrida a rendimentos insustentáveis;
Medida n.º 7: Reduzir a dependência das empresas em relação aos mercados financeiros, incrementando uma política pública de crédito (com taxas preferenciais para as actividades prioritárias no plano social e ambiental).

Falsa evidência n.º 3:
OS MERCADOS SÃO BONS JUIZES DO GRAU DE SOLVÊNCIA DOS ESTADOS
Segundo os defensores da eficiência dos mercados financeiros, os operadores de mercado teriam em conta a situação objectiva das finanças públicas para avaliar o risco de subscrever um empréstimo ao Estado. Tomemos o exemplo da dívida grega: os operadores financeiros, e todos quantos tomam as decisões, recorreram unicamente às avaliações financeiras para ajuizar sobre a situação. Assim, quando a taxa exigida à Grécia ascendeu a mais de 10%, cada um deduziu que o risco de incumprimento de pagamento estaria próximo: se os investidores exigem tamanho prémio de risco é porque o perigo é extremo.
Mas há nisto um profundo erro, quando compreendemos a verdadeira natureza das avaliações feitas pelos mercados financeiros. Como não é eficiente, o mais provável é que apresente preços completamente desconectados dos fundamentos económicos. Nessas condições, é irrazoável entregar unicamente às avaliações financeiras a análise de uma dada situação. Atribuir um valor a um título financeiro não é uma operação comparável a medir uma proporção objectiva, como por exemplo calcular o peso de um objecto. Um título financeiro é um direito sobre rendimentos futuros: para o avaliar é necessário prever o que será o futuro. É uma questão de valoração, não uma tarefa objectiva, porque no instante t o futuro não se encontra de nenhum modo predeterminado. Nas salas de mercado, as coisas são o que os operadores imaginam que venham a ser. O preço de um activo financeiro resulta de uma avaliação, de uma crença, de uma aposta no futuro: nada assegura que a avaliação dos mercados tenha alguma espécie de superioridade sobre as outras formas de avaliação.
A avaliação financeira não é, sobretudo, neutra: ela afecta o objecto que é medido, compromete e constrói um futuro que imagina. Deste modo, as agências de notação financeira contribuem largamente para determinar as taxas de juro nos mercados obrigacionistas, atribuindo classificações carregadas de grande subjectividade, contaminadas pela vontade de alimentar a instabilidade, fonte de lucros especulativos. Quando baixam a notação de um Estado, as agências de notação aumentam a taxa de juro exigida pelos actores financeiros para adquirir os títulos da dívida pública desse Estado e ampliam assim o risco de colapso, que elas mesmas tinham anunciado.
Para reduzir a influência da psicologia dos mercados no financiamento dos Estados, colocamos em debate duas medidas:
Medida n.º 8: As agências de notação financeira não devem estar autorizadas a influenciar, de forma arbitrária as taxas de juro dos mercados de dívida pública, baixando a notação de um Estado: a sua actividade deve ser regulamentada, exigindo-se que essa classificação resulte de um cálculo económico transparente;
Medida n.º 8 (b): Libertar os Estados da ameaça dos mercados financeiros, garantindo a compra de títulos da dívida pública pelo BCE.

Falsa evidência n.º 4:
A SUBIDA ESPECTACULAR DAS DÍVIDAS PÚBLICAS É O RESULTADO DE UM EXCESSO DE DESPESAS
Michel Pébereau, um dos “padrinhos” da banca francesa, descrevia em 2005, num dos seus relatórios oficiais ad hoc, uma França asfixiada pela dívida pública e que sacrificava as suas gerações futuras ao entregar-se a gastos sociais irreflectidos. O Estado endividava-se como um pai de família alcoólico, que bebe acima das suas posses: é esta a visão que a maioria dos editorialistas costuma propagar. A explosão recente da dívida pública na Europa e no mundo deve-se porém a outra coisa: aos planos de salvamento do sector financeiro e, sobretudo, à recessão provocada pela crise bancária e financeira que começou em 2008: o défice público médio na zona euro era apenas de 0,6% do PIB em 2007, mas a crise fez com que passasse para 7%, em 2010. Ao mesmo tempo, a dívida pública passou de 66% para 84% do PIB.
O aumento da dívida pública, contudo, tanto em França como em muitos outros países europeus, foi inicialmente moderado e antecedeu esta recessão: provém, em larga medida, não de uma tendência para a subida das despesas públicas – dado que, pelo contrário, desde o início da década de noventa estas se encontravam estáveis ou em declínio na União Europeia, em proporção do PIB – mas sim à quebra das receitas públicas, decorrente da debilidade do crescimento económico nesse período e da contra-revolução fiscal que a maioria dos governos levou a cabo nos últimos vinte e cinco anos. A longo prazo, a contra-revolução fiscal alimentou continuamente a dilatação da dívida, de recessão em recessão. Em França, um recente estudo parlamentar situa em 100.000 milhões de euros, em 2010, o custo das descidas de impostos, aprovadas entre 2000 e 2010, sem que neste valor estejam sequer incluídas as exonerações relativas a contribuições para a segurança social (30.000 milhões) e outros “encargos fiscais”. Perante a ausência de uma harmonização fiscal, os Estados europeus dedicaram-se livremente à concorrência fiscal, baixando os impostos sobre as empresas, os salários mais elevados e o património. Mesmo que o peso relativo dos factores determinantes varie de país para país, a subida quase generalizada dos défices públicos e dos rácios de dívida pública na Europa, ao longo dos últimos trinta anos, não resulta fundamentalmente de uma deriva danosa das despesas públicas. Um diagnóstico que abre, evidentemente, outras pistas para além da eterna exigência de redução da despesa pública.
Para instaurar um debate público informado acerca da origem da dívida e dos meios de a superar, colocamos em debate uma proposta:
Medida n.º 9: Efectuar uma auditoria pública das dívidas soberanas, de modo a determinar a sua origem e a conhecer a identidade dos principais detentores de títulos de dívida e os respectivos montantes que possuem.

Falsa evidência n.º 5:
É PRECISO REDUZIR AS DESPESAS PARA DIMINUIR A DÍVIDA PÚBLICA
Mesmo que o aumento da dívida pública tivesse resultado, em parte, de um aumento das despesas públicas, o corte destas despesas não contribuiria necessariamente para a solução, porque a dinâmica da dívida pública não tem muito que ver com a de uma casa: a macroeconomia não é redutível à economia doméstica. A dinâmica da dívida depende de vários factores: do nível dos défices primários, mas também da diferença entre a taxa de juro e a taxa de crescimento nominal da economia.
Ora, se o crescimento da economia for mais débil do que a taxa de juro, a dívida cresce mecanicamente devido ao “efeito de bola de neve”: o montante dos juros dispara, o mesmo sucedendo com o défice total (que inclui os juros da dívida). Foi assim que, no início da década de noventa, a política do franco forte levada a cabo por Bérégovoy – e que se manteve apesar da recessão de 1993/94 – se traduziu numa taxa de juro durante muito tempo mais elevada do que a taxa de crescimento, o que explica a subida abrupta da dívida pública em França neste período. Trata-se do mesmo mecanismo que permite compreender o aumento da dívida durante a primeira metade da década de oitenta, sob o impacto da revolução neoliberal e da política de taxas de juro elevadas, conduzidas por Ronald Reagan e Margaret Thatcher.
Mas a própria taxa de crescimento da economia não é independente da despesa pública: no curto prazo, a existência de despesas públicas estáveis limita a magnitude das recessões (“estabilizadores automáticos”); no longo prazo, os investimentos e as despesas públicas (educação, saúde, investigação, infra-estruturas…) estimulam o crescimento. É falso afirmar que todo o défice público aumenta necessariamente a dívida pública, ou que qualquer redução do défice permite reduzir a dívida. Se a redução dos défices compromete a actividade económica, a dívida aumentará ainda mais. Os comentadores liberais sublinham que alguns países (Canadá, Suécia, Israel) efectuaram ajustes brutais nas suas contas públicas nos anos noventa e conheceram, de imediato, um forte salto no crescimento. Mas isso só é possível se o ajustamento se aplicar a um país isolado, que adquire novamente competitividade face aos seus concorrentes. Evidentemente, os partidários do ajustamento estrutural europeu esquecem-se que os países têm como principais clientes e concorrentes os outros países europeus, já que a União Europeia está globalmente pouco aberta ao exterior. Uma redução simultânea e maciça das despesas públicas, no conjunto dos países da União Europeia, apenas pode ter como consequência uma recessão agravada e, portanto, uma nova subida da dívida pública.
Para evitar que o restabelecimento das finanças públicas provoque um desastre social e político, lançamos para debate duas medidas:
Medida n.º 10: Manter os níveis de protecção social e, inclusivamente, reforçá-los (subsídio de desemprego, habitação…);
Medida n.º 11: Aumentar o esforço orçamental em matéria de educação, de investigação e de investimento na reconversão ecológica e ambiental...tendo em vista estabelecer as condições de um crescimento sustentável, capaz de permitir uma forte descida do desemprego.

Falsa evidência n.º 6:
A DÍVIDA PÚBLICA TRANSFERE O CUSTO DOS NOSSOS EXCESSOS PARA OS NOSSOS NETOS
A afirmação de que a dívida pública constitui uma transferência de riqueza que prejudica as gerações futuras é outra afirmação falaciosa, que confunde economia doméstica com macroeconomia. A dívida pública é um mecanismo de transferência de riqueza, mas é-o sobretudo dos contribuintes comuns para os rentistas.
De facto, baseando-se na crença, raramente comprovada, de que a redução dos impostos estimula o crescimento e aumenta, posteriormente, as receitas públicas, os Estados europeus têm vindo a imitar os Estados Unidos desde 1980, adoptando uma política sistemática de redução da carga fiscal. Multiplicaram-se as reduções de impostos e das contribuições para a segurança social (sobre os lucros das sociedades, sobre os rendimentos dos particulares mais favorecidos, sobre o património e sobre as cotizações patronais), mas o seu impacto no crescimento económico continua a ser muito incerto. As políticas fiscais anti-redistributivas agravaram, por sua vez, e de forma acumulada, as desigualdades sociais e os défices públicos.
Estas políticas de redução fiscal obrigaram as administrações públicas a endividar-se junto dos agregados familiares favorecidos, através dos mercados financeiros, de modo a financiar os défices gerados. É o que se poderia chamar de “efeito jackpot”: com o dinheiro poupado nos seus impostos, os ricos puderam adquirir títulos (portadores de juros) da dívida pública, emitida para financiar os défices públicos provocados pelas reduções de impostos… Por esta via, o serviço da dívida pública em França representa 40.000 milhões de euros, quase tanto como as receitas do imposto sobre o rendimento. Mas esta jogada é ainda mais brilhante, pelo facto de ter conseguido convencer a opinião pública de que os culpados da dívida pública eram os funcionários, os reformados e os doentes.
O aumento da dívida pública na Europa ou nos Estados Unidos não é portanto o resultado de políticas keynesianas expansionistas ou de políticas sociais dispendiosas, mas sim o resultado de uma política que favorece as camadas sociais privilegiadas: as “despesas fiscais” (descida de impostos e de contribuições) aumentaram os rendimentos disponíveis daqueles que menos necessitam, daqueles que desse modo puderam aumentar ainda mais os seus investimentos, sobretudo em Títulos do Tesouro, remunerados em juros pelos impostos pagos por todos os contribuintes. Em suma, estabeleceu-se um mecanismo de redistribuição invertido, das classes populares para as classes mais favorecidas, através da dívida pública, cuja contrapartida é sempre o rendimento privado.
Para corrigir de forma equitativa as finanças públicas na Europa e em França, colocamos em debate duas medidas:
Medida n.º 12: Atribuir de novo um carácter fortemente redistributivo à fiscalidade directa sobre os rendimentos (supressão das deduções fiscais, criação de novos escalões de impostos e aumento das taxas sobre os rendimentos…);
Medida n.º 13: Acabar com as isenções de que beneficiam as empresas que não tenham um efeito relevante sobre o emprego.

Falsa evidência n.º 7:
É PRECISO ASSEGURAR A ESTABILIDADE DOS MERCADOS FINANCEIROS PARA PODER FINANCIAR A DÍVIDA PÚBLICA
Deve analisar-se, a nível mundial, a correlação entre a subida das dívidas públicas e a financeirização da economia. Nos últimos trinta anos, favoráveis à liberalização total da circulação de capitais, o sector financeiro aumentou consideravelmente a sua influência sobre a economia. As grandes empresas recorrem cada vez menos ao crédito bancário e cada vez mais aos mercados financeiros. Do mesmo modo, as famílias vêem uma parte cada vez maior das suas poupanças ser drenada para o mercado financeiro (como no caso das pensões), através dos diversos produtos de investimento e, inclusivamente, em alguns países, através do financiamento da sua habitação (por crédito hipotecário). Os gestores de carteiras que tentam diversificar os riscos procuram títulos públicos como complemento aos títulos privados. E encontram-nos facilmente nos mercados, em virtude de os governos terem levado a cabo políticas similares, que conduziram a um relançamento dos défices: taxas de juro elevadas, descida dos impostos sobre os altos rendimentos, incentivo maciço à poupança financeira das famílias para favorecer a capitalização através da poupança reforma, etc.
Ao nível europeu, a financeirização da dívida pública encontra-se inscrita nos tratados: com Maastricht, os Bancos Centrais ficaram proibidos de financiar directamente os Estados, que devem encontrar quem lhes conceda empréstimos nos mercados financeiros. Esta “repressão monetária” acompanha a “liberalização financeira” e gera exactamente o contrário das políticas adoptadas após a grave crise da década de 30; politicas de “repressão financeira” (drásticas restrições à liberdade de movimento dos capitais) e de “liberalização monetária” (com o fim do regime do padrão-ouro). Trata-se de submeter os Estados, que se supõe serem por natureza despesistas, à disciplina dos mercados financeiros, que se supõe serem, por natureza, eficientes e omniscientes.
Como resultado desta escolha doutrinária, o Banco Central Europeu não tem por isso legitimidade para subscrever directamente a emissão de obrigações públicas dos Estados europeus. Privados da garantia de se poderem financiar junto do BCE, os países do sul tornaram-se presas fáceis dos ataques especulativos. De facto, ainda que em nome de uma ortodoxia sem fissuras, o Banco Central Europeu – que sempre se recusou a fazê-lo – teve de comprar, desde há alguns meses a esta parte – obrigações de Estado à taxa de juro do mercado, de modo a acalmar as tensões nos mercados de obrigações europeu. Mas nada nos diz que isso seja suficiente, caso a crise da dívida se agrave e as taxas de juro de mercado disparem. Poderá então ser difícil manter esta ortodoxia monetária, que carece, manifestamente, de fundamentos científicos sérios.
Para resolver o problema da dívida pública, colocamos em debate duas medidas:
Medida n.º 14: Autorizar o Banco Central Europeu a financiar directamente os Estados (ou a impor aos bancos comerciais a subscrição de obrigações públicas emitidas), a um juro reduzido, aliviando desse modo o cerco que lhes é imposto pelos mercados financeiros;
Medida n.º 15: Caso seja necessário, reestruturar a dívida pública, limitando por exemplo o seu peso a determinado valor percentual do PIB, e estabelecendo uma discriminação entre os credores segundo o volume de títulos que possuam: os grande rentistas (particulares ou instituições) deverão aceitar uma extensão da maturidade da dívida, incluindo anulações parciais ou totais. E é igualmente necessário voltar a negociar as exorbitantes taxas de juro dos títulos emitidos pelos países que entraram em dificuldades na sequência da crise.

Falsa evidência n.º 8:
A UNIÃO EUROPEIA DEFENDE O MODELO SOCIAL EUROPEU
A construção europeia constitui uma experiência ambígua. Nela coexistem duas visões de Europa que não ousam contudo enfrentar-se abertamente. Para os social-democratas, a Europa deveria dedicar-se a promover o modelo social europeu, fruto do compromisso obtido após a Segunda Guerra Mundial, a partir dos princípios que o mesmo consubstancia: protecção social, serviços públicos e políticas industriais. A Europa deveria, nesses termos, ter erguido uma muralha defensiva perante a globalização liberal, uma forma de proteger, manter vivo e fazer progredir o modelo social europeu. A Europa deveria ter defendido uma visão específica sobre a organização da economia mundial e a regulação da globalização através de organizações de governação mundial. Como deveria ter permitido aos seus países membros manter um elevado nível de despesas públicas e de redistribuição, protegendo a sua capacidade de as financiar através da harmonização da fiscalidade sobre as pessoas, as empresas e os rendimentos do capital.
A Europa, contudo, não quis assumir a sua especificidade. A visão hoje dominante em Bruxelas e no seio da maioria dos governos nacionais é, pelo contrário, a de uma Europa liberal, cujo objectivo está centrado em adaptar as sociedades europeias às exigências da globalização: a construção europeia constitui nestes termos a oportunidade de colocar em causa o modelo social europeu e de desregular a economia. A prevalência do direito da concorrência sobre as regulamentações nacionais e sobre os direitos sociais no Mercado Único permitiu introduzir mais concorrência nos mercados de bens e de serviços, diminuir a importância dos serviços públicos e apostar na concorrência entre os trabalhadores europeus. A concorrência social e fiscal permitiu por sua vez reduzir os impostos, sobretudo os que incidem sobre os rendimentos do capital e das empresas (as “bases móveis”) e exercer pressão sobre as despesas sociais. Os tratados garantem quatro liberdades fundamentais: a livre circulação de pessoas, mercadorias, serviços e capitais. Mas longe de se restringir ao mercado interno, a liberdade de circulação de capitais foi alargada aos investidores do mundo inteiro, submetendo assim o tecido produtivo europeu aos constrangimentos e imperativos da valorização dos capitais internacionais. A construção europeia configura-se deste modo como uma forma de impor aos povos as reformas neoliberais.
A organização da política macroeconómica (independência do BCE face às estruturas de decisão política, Pacto de Estabilidade) encontra-se marcada pela desconfiança relativamente aos governos democraticamente eleitos. Pretende privar completamente os países da sua autonomia tanto em matéria de política monetária, como de política orçamental. O equilíbrio orçamental deve ser forçosamente atingido, banindo-se qualquer política deliberada de relançamento económico, pelo que apenas se pode participar no jogo da “estabilização automática”. Ao nível da zona euro, não se admite nem se concebe nenhuma política conjuntural comum, como não se define qualquer objectivo comum em termos de crescimento ou de emprego. As diferenças quanto à situação em que se encontra cada país não são tidas em conta, pois o Pacto de Estabilidade não se comove nem com as taxas de inflação nem com os défices nacionais externos; os objectivos fixados para as finanças públicas não contemplam a especificidade da situação económica de cada país membro.
As instâncias europeias procuraram impulsionar reformas estruturais (através das Grandes Orientações de Política Económica, do Método Aberto de Coordenação ou da Agenda de Lisboa), com um êxito muito desigual. Como o método de elaboração destas instâncias não é democrático nem mobilizador, a sua orientação liberal jamais poderia contemplar as políticas decididas a nível nacional, atendendo às relações de força existentes em cada país. Esta orientação não pôde assim alcançar os sucessos incontestáveis que teria, de outro modo, legitimado. O movimento de liberalização económica foi posto em causa (com o fracasso da Directiva Bolkestein); tendo alguns países tentado nacionalizar as suas políticas industriais, ao mesmo tempo que a maioria se opôs à europeização das suas políticas fiscais e sociais. A Europa Social continua a ser um conceito vazio de conteúdo, apenas se afirmando vigorosamente a Europa da Concorrência e a Europa da Finança.
Para que a Europa possa promover verdadeiramente o modelo social europeu, colocamos à discussão duas medidas:
Medida n.º 16: Pôr em causa a livre circulação de capitais e de mercadorias entre a União Europeia e o resto do mundo, renegociando se necessário os acordos multilaterais ou bilaterais actualmente em vigor;
Medida n.º 17: Substituir a política da concorrência pela “harmonização e prosperidade”, enquanto fio condutor da construção europeia, estabelecendo objectivos comuns vinculativos tanto em matéria de progresso social como em matéria de políticas macroeconómicas (através de GOPS: Grandes Orientações de Política Social).

Falsa evidência n.º 9:
O EURO É UM ESCUDO DE PROTECÇÃO CONTRA A CRISE
O euro deveria ter funcionado como um factor de protecção contra a crise financeira mundial, uma vez que a supressão da incerteza quanto às taxas de câmbio entre as moedas europeias eliminou um factor relevante de instabilidade. Mas não é isso que tem sucedido: a Europa é afectada de uma forma mais dura e prolongada pela crise do que o resto do mundo, por factores que radicam nas opções tomadas no processo de unificação monetária.
Após 1999, a zona euro revelou um crescimento económico relativamente medíocre e um aumento das divergências entre os seus Estados membros em termos de crescimento, inflação, desemprego e desequilíbrios externos. O quadro de política económica da zona euro, que tende a impor políticas macroeconómicas semelhantes a países com situações muito distintas ampliou assim as disparidades de crescimento entre os Estados membros. Na generalidade dos países, sobretudo nos maiores, a introdução do euro não suscitou a prometida aceleração do crescimento. Para outros, o euro trouxe crescimento, mas à custa de desequilíbrios dificilmente sustentáveis. A rigidez monetária e orçamental, reforçada pelo euro, concentrou todo o peso do ajustamento no trabalho, promovendo a flexibilidade e a austeridade salariais, reduzindo a componente dos salários no rendimento total e aumentando as desigualdades.
Esta trajectória de degradação social foi ganha pela Alemanha, que conseguiu gerar importantes excedentes comerciais à custa dos seus vizinhos e, sobretudo, dos seus próprios assalariados, impondo uma descida dos custos do trabalho e das prestações sociais que lhe conferiu uma vantagem comercial face aos outros Estados membros, incapazes de tratar de forma igualmente violenta os seus trabalhadores. Os excedentes comerciais alemães limitaram portanto o crescimento de outros países. Os défices orçamentais e comerciais de uns não são senão a contrapartida dos excedentes de outros… O que significa que os Estados membros não foram capazes de definir uma estratégia coordenada.
A zona euro deveria, de facto, ter sido menos afectada pela crise financeira do que os Estados Unidos e o Reino Unido, pois as famílias da zona euro estão nitidamente menos dependentes dos mercados financeiros, que são menos sofisticados. Por outro lado, as finanças públicas encontravam-se em melhor situação; o défice público do conjunto dos países da zona euro era de 0,6% do PIB em 2007, contra os quase 3% dos EUA, do Reino Unido ou do Japão. Mas a zona euro padecia já então de um agravamento profundo dos desequilíbrios: os países do Norte (Alemanha, Áustria, Holanda, países escandinavos), comprimiam a massa salarial e a procura interna, acumulando excedentes externos, ao passo que os países do Sul e periféricos (Espanha, Grécia, Irlanda) revelavam um crescimento vigoroso, impulsionado pelas baixas taxas de juro (relativamente à taxa de crescimento), acumulando todavia défices externos.
A crise financeira começou, de facto, nos Estados Unidos, que trataram imediatamente de accionar uma política efectiva de relançamento orçamental e monetário, dando início a um movimento de restauração da regulação financeira. Mas a Europa, pelo contrário, não soube empenhar-se numa política suficientemente reactiva. De 2007 a 2010, o impulso orçamental ficou-se timidamente nos cerca de 1,6% do PIB na zona euro, sendo de 3,2% no Reino Unido e de 4,2% nos EUA. As perdas na produção causadas pela crise foram nitidamente mais fortes na zona euro do que nos Estados Unidos. Na zona euro, a agudização dos défices precedeu portanto qualquer política activa, comprometendo os seus resultados.
Simultaneamente, a Comissão Europeia continuou a aprovar procedimentos contra os países em défice excessivo, a ponto de em meados de 2010 praticamente todos os Estados membros da zona euro estarem sujeitos a esses procedimentos. A Comissão obrigou então os Estados membros da zona euro a regressar, até 2013 e 2014, a valores percentuais de défice inferiores a 3%, independentemente da evolução económica que pudesse verificar-se. As instâncias europeias continuaram portanto a exigir políticas salariais restritivas e a regressão sistemática dos sistemas públicos de reforma e de saúde, com o risco evidente de mergulhar o continente na depressão e de suscitar tensões entre os diferentes países. Esta ausência de coordenação e, fundamentalmente, de um verdadeiro orçamento europeu, capazes de suportar uma solidariedade efectiva entre os Estados membros, incitaram os agentes financeiros a afastar-se do euro, preferindo especular abertamente contra ele.
Para que o euro possa proteger realmente os cidadãos europeus da crise, colocamos em debate três medidas:
Medida n.º 18: Assegurar uma verdadeira coordenação das políticas macroeconómicas e uma redução concertada dos desequilíbrios comerciais entre os países europeus;
Medida n.º 19: Compensar os desequilíbrios da balança de pagamentos na Europa através de um Banco de Pagamentos (que organize os empréstimos entre países europeus);
Medida n.º 20: Se a crise do euro conduzir à sua desintegração, e enquanto se aguarda pelo surgimento de um orçamento europeu (cf. infra), instituir um regime monetário intra-europeu (com moeda comum do tipo “bancor”), que seja capaz de reorganizar a absorção dos desequilíbrios entre balanças comerciais no seio da Europa.

Falsa evidência n.º 10:
A CRISE GREGA PERIMITIU FINALMENTE AVANÇAR PARA UM GOVERNO ECONÓMICO E UMA VERDADEIRA SOLIDARIEDADE EUROPEIA
A partir de meados de 2009 os mercados financeiros começaram a especular com as dívidas dos países europeus. Globalmente, a forte subida das dívidas e dos défices públicos à escala mundial não provocou (pelo menos ainda) uma subida das taxas de juro de longo prazo: os operadores financeiros estimam que os bancos centrais manterão, por muito tempo, as taxas de juro reais a um nível próximo do zero, e que não existe um risco de inflação nem de incumprimento de pagamento por parte de um grande país. Mas os especuladores aperceberam-se das falhas de organização da zona euro. Enquanto que os governantes de outros países desenvolvidos podem sempre financiar-se junto do seu Banco Central, os países da zona euro renunciaram a essa possibilidade, passando a depender totalmente dos mercados para financiar os seus défices. Num só golpe, a especulação abateu-se sobre os países mais frágeis da zona euro: Grécia, Espanha, Irlanda.
As instâncias europeias e os governos demoraram a reagir, não querendo dar a ideia de que os países membros tinham direito a dispor de um apoio ilimitado dos seus parceiros, e pretendendo, ao mesmo tempo, sancionar a Grécia, culpada por ter mascarado – com a ajuda da Goldman Sachs – a amplitude dos seus défices. Porém, em Maio de 2010, o BCE e os países membros foram forçados a criar com urgência um Fundo de Estabilização, capaz de indicar aos mercados que seria dado um apoio sem limites aos países ameaçados. Em contrapartida, estes deveriam anunciar programas de austeridade orçamental sem precedentes, que os condenam a um recuo da actividade económica no curto prazo e a um longo período de recessão. Sob pressão do FMI e da Comissão Europeia, a Grécia é forçada a privatizar os seus serviços públicos e a Espanha obrigada a flexibilizar o seu mercado de trabalho. E mesmo a França e a Alemanha, que não são vítimas do ataque especulativo, anunciaram medidas restritivas.
Contudo, globalmente, a oferta não é de nenhum modo excessiva na Europa. A situação das finanças públicas é melhor do que a dos Estados Unidos ou da Grã-Bretanha, deixando margens de manobra orçamental. É por isso necessário reabsorver os desequilíbrios de forma coordenada: os países excedentários do Norte e do centro da Europa devem encetar políticas expansionistas (com o aumento dos salários e das prestações sociais), tendo em vista compensar as políticas restritivas dos países do Sul. Globalmente, a política orçamental não deve ser restritiva na zona euro, tanto mais que a economia europeia não se aproxima do pleno emprego a uma velocidade satisfatória.
Mas, infelizmente, os defensores das políticas orçamentais automáticas e restritivas encontram-se hoje em posição reforçada na Europa. A crise grega fez esquecer as origens da crise financeira. Aqueles que aceitaram apoiar financeiramente os países do Sul querem impor, em contrapartida, um endurecimento do Pacto de Estabilidade. A Comissão e a Alemanha pretendem obrigar todos os países membros a inscrever o objectivo de equilíbrio orçamental nas suas constituições e vigiar as suas políticas orçamentais por comissões de peritos independentes. A Comissão quer impor aos países uma longa cura de austeridade para que se regresse a uma dívida pública inferior a 60% do PIB. Se existe algum avanço em matéria de governo económico europeu, é um avanço em direcção a um governo que, em vez de libertar o garrote das finanças, pretende impor a austeridade e aprofundar as “reformas” estruturais, em detrimento das solidariedades sociais em cada país e entre os diversos países.
A crise oferece de mão beijada, às elites financeiras e aos tecnocratas europeus, a tentação de pôr em prática a “estratégia do choque”, tirando proveito da crise para radicalizar a agenda neoliberal. Mas esta política tem poucas hipóteses de sucesso, uma vez que:
● A diminuição das despesas públicas comprometerá o esforço necessário, à escala europeia, para assegurar despesas futuras (investigação, educação, prestações familiares), apoiar a manutenção da indústria europeia e para investir nos sectores do futuro (economia verde);
● A crise permitirá impor reduções drásticas nas despesas sociais, objectivo incansavelmente perseguido pelos paladinos do neoliberalismo, comprometendo perigosamente a coesão social, reduzindo a procura efectiva, empurrando as famílias a poupar para as suas reformas e a sua saúde junto das instituições financeiras, responsáveis pela crise;
● Os governos e as instâncias europeias recusam-se a estruturar a harmonização fiscal, que permitiria um necessário aumento de impostos sobre o sector financeiro, sobre o património e sobre os altos rendimentos;
● Os países europeus terão de implementar, por um longo período, políticas orçamentais restritivas que vão afectar fortemente o crescimento. As receitas fiscais diminuirão e os saldos públicos apenas registarão ligeiras melhoras. Os rácios de dívida irão degradar-se e os mercados não ficarão tranquilos;
● Face à diversidade de culturas políticas e sociais, nem todos os países europeus se poderão ajustar à disciplina de ferro imposta pelo Tratado de Maastricht; nem se ajustarão ao seu reforço, que actualmente se prepara. O risco de activação de uma dinâmica generalizada de recusa deste reforço é real.
Para avançar no sentido de um verdadeiro governo económico e de uma verdadeira solidariedade europeia, propomos para discussão duas medidas:
Medida n.º 21: Desenvolver uma verdadeira fiscalidade europeia (taxa de carbono, imposto sobre os lucros, etc.) e um verdadeiro orçamento europeu, que favoreçam a convergência das economias para uma maior equidade nas condições de acesso aos serviços públicos e serviços sociais nos diferentes Estados membros, com base nas melhores experiências e modelos;
Medida n.º 22: Lançar um vasto plano europeu, financiado por subscrição pública a taxas de juro reduzidas mas com garantia, e/ou através da emissão monetária do BCE, tendo em vista encetar a reconversão ecológica da economia europeia.

Conclusão
DEBATER A POLÍTICA ECONÓMICA, TRAÇAR CAMINHOS PARA REFUNDAR A UNIÃO EUROPEIA
A Europa foi construída, durante três décadas, a partir de uma base tecnocrática que excluiu as populações do debate de política económica. A doutrina neoliberal, que assenta na hipótese, hoje indefensável, da eficiência dos mercados financeiros, deve ser abandonada. É necessário abrir o espaço das políticas possíveis e colocar em debate propostas alternativas e coerentes, capazes de limitar o poder financeiro e preparar a harmonização, no quadro do progresso dos sistemas económicos e sociais europeus. O que supõe a partilha mútua de importantes recursos orçamentais, obtidos através do desenvolvimento de uma fiscalidade europeia fortemente redistributiva. Tal como é necessário libertar os Estados do cerco dos mercados financeiros. Somente desta forma o projecto de construção europeia poderá encontrar uma legitimidade popular e democrática de que hoje carece.
Não é evidentemente realista supor que os 27 países europeus decidam, ao mesmo tempo, encetar uma tamanha ruptura face ao método e aos objectivos da construção europeia. A Comunidade Económica Europeia (CEE) começou com seis países: do mesmo modo, a refundação da União Europeia passará inicialmente por um acordo entre alguns países que desejem explorar caminhos alternativos. À medida que se tornem evidentes as consequências desastrosas das políticas actualmente adoptadas, o debate sobre as alternativas crescerá por toda a Europa. As lutas sociais e as mudanças políticas surgirão a ritmos diferentes, consoante os países. Os governos nacionais tomarão decisões inovadoras. Os que assim o desejem deverão adoptar formas de cooperação reforçadas para tomar medidas audazes em matéria de regulação financeira, de política fiscal e de política social. Através de propostas concretas, estenderemos as mãos aos outros povos para que se juntem a este movimento.
É por isso que nos parece importante esboçar e debater, neste momento, as grandes linhas das políticas económicas alternativas, que tornarão possível esta refundação da construção europeia.
1 N.T.: Imitar os outros, perdendo todo o sentido crítico.

Philippe Askenazy (CNRS, Ecole d'économie de Paris),
Thomas Coutrot (Conselho Científico da Attac),
André Orléan (CNRS, EHESS, Presidente da AFEP),
Henri Sterdyniak (OFCE)
(Tradução de Nuno Serra; Revisão de João Rodrigues)

segunda-feira, 11 de outubro de 2010

Mapas que dividen ó mundo según distintos esterotipos.

Neste link poderedes ver o resto do mapas:
http://alphadesigner.com/project-mapping-stereotypes.html

sábado, 9 de outubro de 2010

Em tempos electorais, voltam os Judas atacar ao galego




Feijóo abre a porta a cambiar a lei para oficializar ‘La Coruña’

Asegura que a Cámara valorará modificar a Lei de Normalización “se o pleno solicita formalmente o topónimo bilingüe”

O PP volve utilizar o idioma en precampaña. Como xa fixera durante os meses anteriores ás eleccións autonómicas, ao igual que durante toda a campaña, os conservadores buscan votos a través dos ataques ao galego. Agora, e unha vez máis, a vítima é o topónimo coruñés e, se cadra, a propia Lei de Normalización Lingüística.

O presidente da Xunta, Alberto Núñez Feijóo, abriu onte a porta a cambiar a devandita lei – aprobada por consenso no ano 1983– para facer oficial o topónimo deturpado La Coruña, tal e como prometeu o candidato popular á alcaldía da cidade, Carlos Negreira, no caso de que acade o goberno.

O xefe do Executivo foi claro e contundente ao defender que “os candidatos ás alcaldías teñen dereito a presentar o seu programa e os cidadáns a votalo e darlle a confianza”. “Se os coruñeses votan maioritariamente o topónimo bilingüe, se o pleno da Coruña solicita formal e maioritariamente o topónimo bilingüe, correspóndelle ao Parlamento valorar esa petición e amparar un topónimo bilingüe, aceptado noutras comunidades bilingües”, dixo, malia que fontes de Presidencia, en declaracións a Xornal, limitaban o mércores o conflito co L “ao lema dun partido” sobre o que non se ían “pronunciar”.

“Se chega ao Parlamento [esa petición], avaliarémola”, insistiu Núñez Feijóo que, no entanto, engadiu que “ata que chegue, a Lei de Normalización Lingüística mantense como está”. Ademais, o presidente da Xunta aproveitou unha nova polémica lingüística para cargar contra o nacionalismo, de paso que insistía en avalar o topónimo ilegal. “Hai moitísimos máis coruñeses que están a favor do topónimo bilingüe A Coruña-La Coruña que galegos que están a favor de chamarlle a Galicia Galiza”, asegurou en referencia a 
unha variedade normativa recoñecida como “lexitimamente galega” pola normativa.

Este mesmo argumento fora empregado tamén por Carlos Negreira na presentación da súa campaña para as municipais, ao aludir á “liberdade duns para empregar Galiza” e ao suposto veto que sofren os partidarios do topónimo coruñés deturpado. A estratexia, xa que logo, non é outra que volver meter o conflito lingüístico nunhas eleccións nun ámbito –o municipal– onde non hai competencias na materia.

Polo de agora, o alcalde coruñés, Javier Losada, respondeu ao Partido Popular, aínda que lonxe de defender o topónimo legal retou a Feijóo e a Negreira a “que aproben o vindeiro martes no Parlamento galego a cooficialidade”. Ademais, o dirixente socialista acusa o candidato popular de mentir e di que, “como o turrón do Almendro”, regresa cada ano con polémicas estériles.

Por outra banda, e por parte do BNG, o seu voceiro en materia de lingua, Bieito Lobeira, preguntou ao Goberno galego “que valoración lle merece o recente comportamento lingüístico do candidato Carlos Negreira” ao que acusan de “incumprir o acordo parlamentario para que cargos públicos, organismos e sociedades fagan uso, tanto oral como escrito, da lingua galega no desempeño das súas responsabilidades políticas”.

Lobeira tamén quere saber “a opinión da Secretaría Xeral de Política Lingüística sobre a actitude dalgúns membros do Executivo que incumpren flagrantemente o devandito acordo”.
Malia todo, Carlos Negreira segue adiante co seu lema de campaña para as municipais –Ayer por Galicia, ahora por La Coruña–e insiste en criticar a teórica “imposición” do goberno de coalición coruñés.

Lonxe de pararlle os pés, Feijóo abre a porta a modificar a Lei de Normalización Lingüística apoiada por Alianza Popular e acatada polo PP desde a súa entrada en vigor. Os socialistas coruñeses, mentres, continúan sen abandonar de todo unha teima co L que semellaba soterrada tras a marcha de Francisco Vázquez. No entanto, A Coruña non tería por que ser única neste caso. Seguindo a proposta de Feijóo, Sangenjo, Órdenes e Orense poderían volver ser legais. Só faría falta que os seus plenos o pedisen.

quarta-feira, 6 de outubro de 2010

Galego, português?

Por Joaquim Pinto da Silva no Portal Galego da Língua.

Sabemos que o chauvinismo (os exageros dos nacionalismos quando se fecham) é um defeito que nos chega a todos, mesmo sobre a simples forma de "o cozido à portuguesa é o melhor de todos os cozidos". Daí que todos temos sempre de estar alerta com este defeito que prejudica e muito o nosso combate.

1. O galego nasceu na Galiza – facto – mas a Galiza onde ele nasceu é geograficamente também a minha (que sou do Porto). Quer o galego, quer o termo Galiza são também meus, e não falo apenas de filiação linguístico-cultural (onde caberão todos os falantes das variantes galegas e portuguesas da nossa língua comum) mas sim de herança térrea, telúrica como gostam de dizer alguns.

2. Não é correcto dizer que o galego Condado Portucalense se afastou da nação, da mesma maneira que não seria correcto dizer que a Galiza actual não quis seguir uma parte da Galiza histórica no seu caminho para a autonomia. Não há "crime", nem "pecado", nem sequer "erro" no facto de uma parte da Galiza lutar e conseguir a independência, nem tampouco de uma outra, a setentrional, não o conseguir e ficar Casteladependente.

A História fez-se assim, os povos não são melhores uns do que outros e muito menos neste caso em que se trata(va) de um único povo com a mesma matriz cultural.

A "lusitanização" de que se fala com muita frequência ao norte e ao sul do Minho, foi uma etiquetagem, porque a cultura portuguesa é e será sempre de matriz galega. Os portugueses encontraram no termo "lusitano" o mito genético para construírem uma independência mais segura. Pensaram que mantendo o cordão umbilical galego estariam mais sujeitos a uma intervenção da Grande Espanha, que tinha absorvido a Galiza a norte do Minho.

Creio que foi esta a astúcia que permitiu justificar um Portugal, nascido do "nada" e "inventor" de uma língua que não tem origem e por isso Castela não tinha justificação nenhuma para impedir um povo/língua/cultura tão "diferente" do resto da Península, de ser independente.

Talvez a "mentira" tenha ajudado a fazer Portugal independente, talvez? Mas hoje, tal não se justifica. Do lado de cá do Minho temos de colocar na História a sua verdade: Portugal é de matriz cultural galega e a sua língua é o galego.

3. Temos então, de responder à questão "qual nome deve ter no futuro a nossa língua", pois é claro para todos que neste momento há dois nomes para a mesma coisa: galego e português.

Se, de um lado, há o termo galego (que repito, é também meu) que se funda na História e na raiz, do outro, há o português que também se funda na História e no desenvolvimento da língua no tempo.

De outra maneira: galego é o nome que é correcto do ponto de vista da origem e do respeito (abstracto) pela génese da língua; português foi a solução encontrada pelos independentistas (muito depois da independência, diga-se) para se autonomizarem mais em relação a uma Castela que impunha o asfixiamento à Galiza a norte do Minho e que poderia encontrar naquelas afinidades com Portugal mais motivos para a anexação total da Ibéria.

Por último, abstraindo a Galiza norteminhota do resto do noroeste peninsular, "se" o galego norteminhoto não tivesse sido proibido e perseguido e, portanto, tivesse tido a evolução "natural" que todas as línguas em condições de dominante e liberdade sofrem, seria com certeza uma variante muito próxima do português actual.

"Se" Portugal tivesse sido anexado por Castela, o português (o galego sulminhoto) estaria hoje muito próximo do galego actual, ou seja, o galego seria nesta altura porventura muito mais uniforme de Ribadeo e Ponferrada a ? (sim, interrogo-me porque não sei até onde iria a resistência linguística de certos habitantes de algumas regiões meridionais em relação ao castelhano).

Repito: o que resta é saber como chamar à língua e como a vamos escrever na Galiza ao norte do Minho:

- olvidando séculos de História da Grande Galiza (da Cantábria até ao Mondego) unida?

ou

- olvidando séculos de História do Portugal independente desde o XII até hoje?

Serei brutal pondo o tema assim. Pois sou, mas a resposta repito é política agora, isto é, qual a opção que será mais fácil e eficaz a tomar?

Bom, espero ter-me bem explicado, mas acreditem que quero é contribuir para a aclaração da questão, porque esta, só sendo totalmente aclarada, explicitada, poderá ter uma resposta segura e certa.

E como se depreende – creio e espero – do que disse, a pergunta poderá ser linguística, mas a resposta vai ser, sem dúvida alguma, política.

Um saúdo galego deste galego portucalense, do Porto mesmo.