sábado, 24 de outubro de 2009

De Anás a Caifás, y de Herodes a Pilatos

Magistral (coma sempre) o Xose Luis Barreiro, hoje em La Voz de Galicia. Tal vez a única cousa aproveitável nesse panfleto tendenciosso. Artigo original aqui.

De los dos mil millones de cristianos que hay en el mundo, no hay más de seis docenas de estudiosos que saben por qué Cristo fue condenado a muerte. Y a pesar de ello no hay ni un solo cristiano que tenga la menor duda de que la condena pronunciada por Pilatos fue absolutamente injusta, la más injusta -¡que ya es decir!- de cuantas registra la historia. ¿Y cómo es posible que se llegue a esa convicción generalizada sin saber nada sobre el fondo de la cuestión? La respuesta es muy sencilla: porque la Iglesia, que sabe muy bien cómo transmitir por mensajes simples las realidades más complejas, dejó de explicar las causas de la condena para enseñarle a la gente cómo le condenaron. Y así se asentó entre los cristianos el conocido dicho «de Anás a Caifás, y de Herodes a Pilatos», para dejar claro que aquel modelo judicial no funcionaba, que las competencias de cada tribunal no estaban claras, que las calificaciones de los crímenes eran casuísticas, y que a Cristo le tocó la cruz como le podía haber tocado una semana de relax en los balnearios del mar Muerto.

Y eso mismo es lo mismo que yo siento cuando veo al pobre pirata somalí pasando sucesivamente de Anás a Caifás, y de Herodes a Pilatos, mientras se estudia quién es competente para juzgarlo, si lo interrogamos como blasfemo o sedicioso, si pertenece a la jurisdicción autónoma de Herodes el galileo o a la internacional de Pilatos el romano, y si, a causa de su edad, va a ser tenido por criminal peligroso o por niño inadaptado al que hay que darle una beca.

En medio de este impresionante espectáculo, en el que se mezclan rigor y chapuza a partes iguales, lo que le suceda al pobre pirata depende más de la ruleta judicial que de las leyes. Y por eso, aunque sea una triquiñuela poco elegante, propongo una solución inspirada en la antigua ley de fugas: que lo pongan en libertad en Rentería, en medio de una trifulca callejera, y que, cuando lo detenga la Ertzaintza, le acusen de ver volcar una papelera en un acto de kale borroka. Porque en este supuesto ya no le valdría de nada ser menor, ni refugiarse en la indefinición de su crimen. Sería un terrorista peligroso, miembro de ETA en la quinta derivada, es decir, kaleborrokero , presoak-kalerista , aberzale, bebedor euskotabernario , batasuno y terrorista. Y nadie le libraría de quince años de cárcel, cumplidos íntegramente.

Porque el Derecho, según la habilidad procesal, tiene soluciones para todo o para nada. Y porque en términos procesales quizá no haya mucha distancia entre Cristo bendito, que murió como un criminal, y el pirata somalí que se va a ir de rositas. Porque los dos anduvieron de paseo, por cuenta del Estado, de Anás a Caifás y de Herodes a Pilatos.

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